LOS CAFÉS DE LA CALLE DE HORTALEZA Y LA FUENTE DE LOS GALÁPAGOS.
La calle de Hortaleza tuvo su origen en el camino que unía Madrid con el pueblo de Hortaleza, que “en lo antiguo extendía hasta esta calle sus montes y labores”, como recuerda A. Fernández de los Ríos. Este camino ya estaba bien definido y urbanizado en el siglo XVII, y en el XIX se había convertido en una de las calles más transitadas e importantes de Madrid. La proliferación de comercios dio origen también, cómo no, a la apertura de célebres cafés, entre los que destacaron los siguientes:
Café de la Marina. Estuvo situado en la calle de Hortaleza, nº 4 haciendo esquina con la calle de la Reina. Estuvo abierto desde mitad del siglo XIX y hasta casi finalizar el mismo.
Café de Bilbao. Calle de Hortaleza, nº 17; también tenía entrada por la calle de las Infantas, nº 1. Ya abierto en 1843. Fernández de los Ríos lo cita en 1874 y no cerró hasta finales del siglo XIX. Parece haber sido el café más famoso y antiguo de la calle.
Café de Galicia. En el nº 26 de la calle de Hortaleza esquina con la calle de las Infantas, nº 8. Era el café elegido por los afiliados al “Centro Gallego Obrero” para sus reuniones, en los primeros años del siglo XX.
Café del Vapor. Calle de Hortaleza esquina a calle de las Infantas.
Café Colón. Calle de Hortaleza esquina con la calle de Santa María del Arco (hoy calle de Augusto Figueroa). Tenía una sala, al fondo del local, en donde se representaban melodramas muy al gusto de la parroquia. Los cómicos solían hablar y beber con el público asistente durante los descansos. Abierto hasta la primera década del siglo XX.
Café Moderno. Calle de Hortaleza, nº 61. Fue lugar de reunión de los republicanos del barrio del Hospicio que festejaban con banquetes la conmemoración de la Primera República, aún entrado el siglo XX.
Café de Santa Bárbara. Calle de Hortaleza, nº 61 esquina a la calle de Barquillo (hoy calle de Fernando VI) – Hasta el último cuarto del siglo XIX la calle de Barquillo se extendía desde la de Alcalá a la de Hortaleza, llamándose así lo que hoy es la calle de Fernando VI.
Estamos en la esquina de la calle de Hortaleza con la de Santa Brígida, en cuyo solar se edificó en 1792 el edificio que hoy conocemos y que fue Colegio de los escolapios de San Antón (antes allí se levantó el hospital de leprosos de los clérigos de San Antonio Abad).
Ya en el plano de Teixeira de 1656, aparece en esta misma ubicación la Fuente de las Recoxidas, que sin duda servía para dar servicio al vecindario y al convento del Recogimiento de las Arrepentidas o Recogidas, fundado en 1618, situado enfrente y de quien toma su primer nombre esta fuente. Su agua procede del Viaje de la Fuente de la Castellana (s. XVII).
En 1761 el plano de Chalmandrier sitúa la fuente, con el mismo nombre, en mitad de la calle Hortaleza; no siendo hasta 1772 el momento en que se le encarga al arquitecto Ventura Rodríguez la construcción de una nueva fuente, adosada ya al convento de San Antón y que seguirá siendo de uso público.
El incremento del transporte de carruajes por la calle de Hortaleza y sus dificultades para el giro en la esquina con la calle de Santa Brígida, debido a la gran base que contenía su alto pilón, parece haber sido el motivo fundamental para llevar a sustituir esta fuente por otra más pequeña. Así en agosto de 1864 comienza a desmantelarse la de los Galápagos para reemplazarla por la actual.
He descubierto este foro hace poco y la verdad es que me resulta muy interesante.
ResponderEliminarQue pena que cafes antiguos no se conserven como en otros paises europeos.Que poca vision de negocio tuvieron sus dueños.
ResponderEliminarGracias Cábala. Gracias Raina por vuestro interés. Sí, a veces parece que Madrid intenta deshacerse de su historia y es una verdadera pena.
ResponderEliminarEs sorprendente como las calles y las ciudades en general se van modernizando sin perder la esencia clásica que tenían. El urbanismo y el rural deben renovarse añadiendo accesorios y accesibilidades como bancos para las personas, fuentes o papeleras.
ResponderEliminarEn eso estamos de acuerdo contigo, Martín.
EliminarUn saludo.