CAFÉS, FONDAS Y PERSONAJES DE LA CALLE DEL CARMEN.
La calle del Carmen es hoy una de las más comerciales y transitadas del centro de Madrid. Tiendas, cafés y terrazas, además de otros muchos negocios, han estado en ella desde que a mediados del siglo XVI comenzara la edificación de las primeras casas que la conformarían. Aquí descubriremos algunos de los establecimientos más pintorescos y ya desaparecidos de esta vía.
Alrededor del año 1540, lo que con el tiempo se convertiría en la calle del Carmen era una zona situada extramuros de la población. Poco tiempo después sus diversos propietarios empezarían a edificar pequeñas casas entre las que se instaló una mancebía o prostíbulo, que al parecer tuvo bastante fama en Madrid. Como reclamo de sus servicios se dispuso en una de las ventanas de este negocio la figura de una mujer ricamente engalanada y cuyos brazos eran movidos o sustituidos por los de un mozo que allí trabajaba, llamando así la atención de los posibles clientes. Cierto día pasó por la puerta del lupanar un religioso que creyó ver en la efigie una personificación de la virgen y horrorizado puso el hecho en conocimiento de la autoridad, quien con rapidez rescató la estatua del lugar y dio en llamarla Nuestra Señora de Madrid. La imagen posteriormente sería conducida, con gran fiesta el día 10 de octubre de 1651, al altar de la iglesia del Hospital General (situado en la calle de Atocha), pero antes, todos los que en la mancebía trabajaban terminaron en la hoguera.
Sobre el solar que dejó aquel negocio tan “impío”, y una vez configurada la calle, se levantó el convento del Carmen Calzado, del que hoy sólo queda la iglesia (1611) que podemos ver en el número 10 de esta vía, haciendo esquina con la calle de la Salud.
La casa que hoy ocupa el número 12 está construida sobre el terreno de otra ya demolida no hace demasiados años. A finales del siglo XVIII tenía el número 25 y en ella vivió el torero Josef Delgado Guerra (1754-1801), más conocido como “Hillo” o “Pepe Hillo”. Los suyos fueron momentos en los que un espectáculo taurino constaba de dos tiempos; la sesión de mañana daba inicio a las 10 horas y la de por la tarde a las 16 horas, con tres matadores y doce toros en el mismo cartel.
Fuente: Flickr.com Alejandro Blanco. Placa sobre la fachada de la casa de la calle del Carmen, 12. |
Hillo sufrió una grave cogida en la plaza de toros de Madrid, entonces situada junto a la Puerta de Alcalá, el día 11 de mayo de 1801. El toro “Barbudo” empitonó al diestro, lanzándolo por los aires y produciéndole graves heridas cuyo resultado sería su muerte. El pintor Francisco de Goya y Lucientes, aquel día presente en el coso taurino, reflejaría en varios cartones de la serie “La Tauromaquia” la cogida del torero.
Fuente: Es.wikipedia.org Grabado de Francisco de Goya, de la serie "La Tauromaquia" que representa la cogida del torero. |
A finales del siglo XVIII la Posada de los Flamencos vino a instalarse en la casa número 4 de la calle del Carmen. Por entonces aún no se numeraban las edificaciones de manera correlativa y ordenada, como en la actualidad, pero sabemos que esta posada estuvo situada frente a la calle del Olivo (actual calle de Mesonero Romanos).
Además de hospedaje y comidas esta fonda era conocida por sus espectáculos. Así, en el año 1786 mostraba la célebre máquina de nueva invención nombrada “El Globo Mundo” compuesta por un globo celeste de más de 6 varas de circunferencia, que está siempre con el sol y la luna en continuo giro. Una década más tarde se instaló una preciosa máquina de figuras corpóreas, de tamaño de una vara escasa que mueven brazos, cabeza, rodillas y pies y están vestidas con mucho gusto. Con estas estatuas se representaban funciones como “El conde Fernán González en la corte de Almanzor” o el sainete “El licenciado Cañamón”.
Parece que el edificio donde se ubicaba la Posada de los Flamencos tenía varios pisos ya que en el año 1799 un competidor se instaló en la misma casa. La fonda de la Corona abrió aquí anunciando que en ella es donde se servirá con mucho aseo y al precio que pidan.
Una calle tan céntrica y comercial como la del Carmen, por supuesto, también tuvo sus cafés.
El café de La Estrella abrió sus puertas alrededor de la década de los años cincuenta del siglo XIX en la calle de Preciados (entonces número 43) y también tenía entrada por la calle del Carmen. Sabemos que en el año 1886 se daba como dirección el número 20 de la calle de Preciados y calle del Carmen, número 27. Su dueño era Eugenio Noras y el de La Estrella sería un café de cante flamenco a partir del último cuarto del siglo XIX.
Foto: M.R.Giménez (2013) Ubicación aproximada de lo que fue el café de La Estrella, en la calle del Carmen. |
El café del Carmen ya aparece en la prensa del año 1862, que lo sitúa en el número 8 de la calle. Parece que cuatro años después cambia de dueño que se ha propuesto acreditar este establecimiento, algo descuidado por los anteriores propietarios y oferta licores extranjeros, un buen café y superiores vinos además de chocolates “esquisitos”. Se establece en el local un nuevo teatro (ya que casi todos los cafés de la época ofrecían espectáculos) en el que una compañía de actores dará representaciones todos los días, mediante un abono que cuesta 10 reales a la semana. También el consumidor puede suscribirse mensualmente a tomar café por 40 reales.
En el año 1872 el dueño del café del Carmen era Ramón Lino, de cuya desaparición dan cuenta los periódicos por encontrarse en paradero desconocido debido a tener pendiente una causa criminal por juegos prohibidos. En el mes de marzo de ese mismo año el negocio, dadas las circunstancias, volvería a cambiar de dueño quien modificaría el local y reabriría anunciando los conciertos de un cuarteto musical que llama la atención por las escogidas piezas de ópera que interpreta, en conciertos a las 8 y 12 horas de la noche.
Fuente: ibytes.es (1936) Calle del Carmen, 6. Este edificio fue construido en el año 1887 por lo que el café del Carmen estuvo en el que allí hubo con anterioridad. |
El café del Carmen pasaría a ser muy conocido como lugar de cante flamenco a mediados de la década de los años setenta del siglo XIX. Allí cantaba Silverio Franconetti Aguilar (1823-1889) alias “Silverio” aquello de “Una cordera, una cordera / de tanto acariciarla / se volvió fiera” y Dolores Parrales Moreno (1845-1915) conocida como “La Parrala”.
Ya en los años veinte del siglo pasado abriría el bar Hollywood, frente a la entrada del desaparecido hotel Florida, haciendo esquina con la plaza del Callao.
La moda americana trajo a esta esquina de la calle del Carmen este bar modesto que contaba con una terraza durante los meses de verano. La casa donde se instalaba el Hollywood fue demolida y sobre su solar se construyó, en los años cuarenta del siglo XX, el moderno edificio que albergaría los almacenes Galerías Preciados. Dos décadas después también desaparecería el hotel Florida y sobre sus cimientos se construiría el anodino edificio de grandes almacenes que hoy podemos ver.
Fuentes:
Hemeroteca B.N.E.
Prensahistorica.mcu.es
“Los cafés cantantes de Madrid (1846-1936)” José Blas
Vega.
Es.wikipedia.org
"Guía de Arquitectura y Urbanismo de Madrid" C.O.A.M.
“El cine, la Gran Vía y yo” Rosario González Truchado.
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