LA PLAZA DEL PROGRESO, SU CAFÉ, UNA ESTATUA Y UN CINEMATÓGRAFO.
La hoy denominada plaza de Tirso de Molina de Madrid fue anteriormente, desde el año 1840 y hasta el inicio de la dictadura franquista, la plaza del Progreso. Aún queda quien por este nombre la conoce porque, en esta ciudad, los cambios de designación nunca se aceptan por las buenas.
Fuente: Davidrumsey.com Plano de Madrid (1831) en el que se aprecia la configuración de lo que sería la plaza del Progreso. |
El convento de la Merced, demolido tras la Desamortización de Mendizábal (1835-1836) ocupaba desde el año 1564 los terrenos de lo que luego sería esta plaza del Progreso. Estaba circundado por las desaparecidas calles de los Remedios, la Merced y Cosme de Médicis, que serían incorporadas a la explanación del solar. Durante algún tiempo el lugar fue conocido como plazuela de la Merced y estuvo ocupado por los escombros del derribo.
En el año 1840 dieron comienzo las obras de la plaza; se limpiaron escombros, plantaron árboles y dio en llamarse del Progreso. Dos años más tarde se dispuso en un extremo una fuente de bien extraña forma. Posteriormente se instaló una estatua y se ajardinó.
Fuente: Memoriademadrid.es (1933) Fotografía actual: M.R.Giménez (2013 Aspecto de la entonces llamada plaza del Progreso, en el año 1933 y de la hoy denominada plaza de Tirso de Molina (2013). |
La estatua que adornaba la plaza del Progreso fue dedicada, tras multitud de controversias, al político liberal Juan de Dios Álvarez Mendizábal (1790-1853) quien había llevado a cabo la famosa Desamortización.
El monumento a Mendizábal fue obra del escultor José Gragera Herboso y se erigió por suscripción popular a nivel nacional. Su fundición defectuosa y la mala elección de los metales que la componían, hizo que la estatua presentara un aspecto deteriorado desde el principio. Por otra parte, la negativa del gobierno a la solicitud de instalarla en un lugar público casi se convirtió en un problema de estado, no siendo hasta después de la Revolución de 1868 (La Gloriosa) el momento en que finalmente formaría parte de la plaza del Progreso.
Hasta el año 1904 la estatua no tuvo una placa con el nombre de Mendizábal. Todo el mundo sabía quién era el allí representado, con sus largas capa y patillas. Un cantero, vecino de la plaza, regaló la inscripción “El pueblo de Madrid a don Juan Álvarez Mendizábal. 1904”, que a partir de entonces figuró en el pedestal.
Fuente: Foto izquierda Jean Laurent (anterior a 1904) Foto de la derecha, B.N.E. (1930) Dos imágenes de la estatua de Mendizábal: La primera sin placa identificativa. |
La estatua de Mendizábal fue retirada de su pedestal, y muy probablemente destruida, inmediatamente después de terminar la Guerra Civil Española (1936-1939). En el mismo lugar y sobre la misma peana se instaló en el año 1943 a fray Gabriel Téllez (1579-1648), Tirso de Molina, quien da nombre a la plaza y a la estación del Metro desde entonces.
Como todas las plazas que se precien, la del Progreso también tuvo su café. En la esquina con la calle de Lavapiés, número 2 (antes Real de Lavapiés), en la antigua casa numerada con el 1 de esta plaza, estuvo el café del Progreso.
Fuente: "AHORA" (1931). Fachada e interior del café del Progreso. |
Parece que el del Progreso vino a establecerse en la plaza a mitad del siglo XIX. Dotado como todos los demás de billares y música, llamaba la atención por la buena charanga que ameniza la reunión ejecutando bellas y difíciles piezas musicales. En septiembre de 1863 su dueño, Anastasio Molina, vuelve a abrir tras una reforma del local y contrata al célebre violinista Fortuny, que dará conciertos de seis a siete y de doce a dos. Andando el tiempo, el café anunciaba tener un precioso y sonoro piano de manubrio, que alquilaría para los festejos de las bodas.
Conocido en todo Madrid por sus “bisteks” y por la celebración de banquetes conmemorativos del aniversario de la primera República española, de nuevo se realizaron obras de reforma en su interior, anunciando la reapertura en abril de 1877 como un café elegante y espacioso. Por las condiciones con que se ha montado, puede figurar al lado de los mejores del centro de la corte.
La parroquia del Progreso parece que fue heterogénea. Melómanos y tertulianos de este café de barrio se mezclaban con locuaces timadores que lo tomaron como punto de reunión para embaucar a los incautos extranjeros que por él pasaban.
Una nueva y definitiva reforma del local tuvo lugar en el año 1894. Sus dueños de entonces, los hermanos Rodríguez, lo dotarían de enseres nuevos, decorado nuevo, excelente instalación de luz, frescos alegres y agradables del pintor Antonio Candela. Para entonces ya era el Gran café del Progreso y anunciaba conciertos del afamado violinista Agustín S. Arista, acompañado del pianista Gallart.
En los años veinte del siglo pasado el negocio pasa a manos de un nuevo dueño llamado José Gándaras, quien lo renombraría como Nuevo café del Progreso. Especializado en sopas, caldos, bistecs, aperitivos y jarabes, ya contaba con comedores particulares, lo que no impediría que en el año 1931 cerrase sus puertas al ser demolido el edificio para levantar sobre su terreno un nuevo coliseo llamado cine Progreso.
Fuente: Madridlavapies.blogspot.com (1933) Fachada del cine del Progreso frente a la estación de Metro del mismo nombre, entonces (hoy Tirso de Molina). |
El cine Progreso o del Progreso, edificio proyectado por el arquitecto Joaquín Saavedra de la Torre siguiendo los cánones del Art Decó, fue inaugurado oficialmente el viernes 27 de enero de 1933 con la película muda “Chang” (“Campeón”) dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, en el año 1927.
Fuente: B.N.E. (25 de enero de 1933). Publicidad en prensa de la inminente apertura del cine del Progreso. |
La empresa Patuel, propietaria también del cine Avenida de la Gran Vía de Madrid, abre éste del Progreso como un cinema de reestrenos o películas exhibidas con anterioridad en los cines principales.
El precio de las entradas era de dos pesetas en butaca para la sesión de tarde, a las 6,30h. y de una con setenta y tres en la noche, que comenzaba a las 10,30h.
Durante la Guerra Civil Española la planta baja del cine se convirtió en Casa de Socorro del distrito.
El cine Progreso dejó de existir como tal a principios de los años ochenta del siglo pasado, para reabrir como teatro el día 17 de diciembre de 1987.
Fuentes:
Hemeroteca B.N.E.
Hemeroteca ABC
Es.wikipedia.org
“Guía de Madrid, manual del
madrileño y del forastero” Ángel Fernández de los Ríos.
Mcu.es (archivos Laurent J.
y Passaporte Antonio)
Memoriademadrid.es
Periódico “AHORA”
Davidrumsey.com
Madridlavapies.blogspot.com
C.O.A.M –Colegio Oficial de
Arquitectos de Madrid.
Excelente entrada. En una de mis próximas excursiones por Madrid, cuando baje la canícula, me pasaré por allí dirección a Lavapies.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Esperemos coincidir por la plaza del Progreso y tomar un café o dos. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSalud y saludos.
Múltiples sorpresas en esta frontera y eje articular del abanico en que se despliegan como varillas las calles de los barrios bajos que es la plaza de Tirso de Molina. No sabía lo del café y boca de metro del Progreso, sí lo del nombre y estatua de Mendizábal pero no que tenía el mismo pedestal que la actual de Tirso. A mi entender la plaza tendría que haberse llamado de La Merced (como sucede en otras plazas en que se derribó un monasterio, por ejemplo en Santa Ana) pero en su defecto, me parece bien que tenga el nombre del más ilustre miembro de la orden... Detrás del pedestal de su estatua se puede distinguir un escudo adosado de la orden de la Merced (Nombre que hace alusión a tener la merced de intentar salvar pidiendo limosna o incluso cambiando algún miembro por los cautivos de los piratas, que solían recabar en la Berbería) que curiosamente, a pesar de ser de origen catalán, mantiene una gran implantación en Madrid. Podemos identificar más escudos de la orden en la calle Valverde al sur de las Alarconas en el frontón de la puerta del colegio de las madres mercedarias. En las Góngoras: laterales del dintel de la puerta y un gran escudo pintado a todo color en la tapia de las Góngoras. En el dintel de la puerta de la posada del León de Oro de la Cava Baja y en la calle de Silva donde la maravillosa iglesia de la Buena Dicha es una verdadera alegoría completa sobre la orden.
ResponderEliminarLa fuente que había al este del convento de la Merced estaba en la pequeña plazuela desaparecida de Relatores y otra curiosidad es que la primitiva calle de la Merced era la del norte del convento pero pasó al sur porque se hizo la capilla de los Remedios en ese flanco y al adquirir tanta fama le "quitó" el nombre. (Esto datos recogidos del fascículo "Santa Cruz" de Manuel Penedo Rey. Enciclopedia Espasa-Calpe de Madrid p.404 y 405. Donde hay interesante grabados y fotos antiguas de la plaza)
El otro día [2015-08-22] en uno de los paseos de "reportero de memoria" que suelo hacer me topé con la demolición de la casa donde se encontraba el Café Reporter (Fúcar, 6), ya estaba casi toda tirada y sólo quedaba la parte norte de su fachada donde permanecía entre escombros el escaparate de la pastelería Medinaceli. Quizá te sirva el dato o por lo menos que queda constancia.
Hasta otra ocasión. Un saludo. Rafa
Como siempre, gracias por tu interesante comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
En el numero 16 vivió Pedro Antonio de Alarcón recién casado antes de irse a Atocha 92
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu interesante aportación. Un saludo.
ResponderEliminarBuenos días. MR Giménez. Me encantaría hablar con Ud. porque estoy metido en un proyecto para recrear el Madrid de Cervantes. Sería un placer poder conocerle personalmente. Muchas gracias.
ResponderEliminarPuedes dirigirte al correo de este blog: antiguoscafesdemadrid@gmail.com
ResponderEliminarUn saludo.
Durante muchos años mi padre trabajó en la Farmacia Madero, ya desaparecida, sita junto a la cafetería La Madrileña,en el número 13 de la plaza, también sustituída por tienda de ropa al por mayor. Las gentes de la plaza se conocían, desde los boticarios a las señoras que ejercían por allí el oficio más antiguo, o el ciego que vendía cupones en la esquina de Conde de Romanones. Aquello es ya un recuerdo, la plaza actual es otro mundo, quizá queda la clínica del Dr. Belinchón especializada en enfermedades venéreas por toda memoria de aquello, si es que no la han cerrado...
ResponderEliminarTe agradecemos muchísimo tu valioso comentario describiendo cómo era esta plaza de Tirso de Molina, antigua del Progreso, Ricardo.
ResponderEliminarDecirte que en Antiguos Cafés de Madrid también tenemos un canal de vídeos, en esta dirección:
https://www.youtube.com/channel/UCCmQb2UTq-TNbf8Y8n7n6_w
Aquí encontrarás la historia del Madrid que aún nos queda. Si lo deséas, puedes suscribirte y estar al día de todo lo que vamos a ir poniendo.
Un saludo afectuoso.
Muchas gracias.
Eliminar