CAFÉ LABRAÑA, BAR MONOPOL Y CERVECERÍA LA TROPICAL DE LA CALLE DE ALCALÁ.

Durante el primer cuarto del siglo XX el edificio correspondiente al número 23 de la calle de Alcalá (hoy desaparecido y reemplazado por el del nº 21), albergó de manera sucesiva tres magníficos establecimientos: El Café Labraña Restaurant, el Café-Bar Monopol y la Cervecería La Tropical.

En el mismo local se había ubicado con anterioridad el restaurante del afamado Café de Fornos, aquel que estuvo situado en la esquina formada por las calles de Alcalá y Peligros.

Fuente: @Ls_Madriles (1892).
Calle de Alcalá. En la mitad de la fotografía se aprecia el comienzo de la calle de Peligros, donde entonces se ubicaba el Café de Fornos.

El Café Labraña fue inaugurado el día 4 de enero de 1910 por su dueño, Antonio Labraña, con un banquete de presentación para la prensa de Madrid. El negocio ocupaba el bajo y el entresuelo, donde se situaban los comedores, aprovechando partes de la antigua instalación que dejó el restaurante del Fornos.

Fuente: B.N.E. (1910)
Fachada del Café Labraña, en el número 23 de la calle de Alcalá.

Con decoración sobria y elegante, tenía parte de sus paredes forradas por enormes lunas de espejo que se entremezclaban con grandes murales pintados al fresco, en los que el artista José Arija Saiz había representado las cuatro estaciones, el día y la noche, simbolizados por figuras de mujer.

Fuente: B.N.E. (1910).
Interior del Café Labraña.

El Labraña completaba su oferta con un magnífico horno de pastelería, buena bodega y varios comedores para la organización de banquetes, presumiendo de poseer un enorme mantel de treinta y siete metros de longitud.

Algo menos de dos años después de su apertura el Café Labraña fue denunciado ante el Juzgado de Guardia por la propietaria del edificio, aduciendo que en él entraba gente alegre, aunque pacífica, que no era de su gusto. El negocio se fue al traste, pero de inmediato sería reemplazado por el Café-Bar Monopol.

Fuente: B.N.E. (1912).
Fachada del modernista Café-Bar Monopol, con las alegorías del café y el vino.

Inaugurado el día 30 de noviembre de 1912, el Café Monopol era propiedad de Julio Arenas y Compañía. Su decoración modernista había sido realizada íntegramente por la empresa de Adrián Vázquez del Saz, casa especializada en maquinaria industrial para cafés, bares, cervecerías y demás locales de restauración.

La fachada del local, realizada en madera de caoba, anunciaba que aquel establecimiento era también, además de café y bar, cervecería y pastelería. Entre sus puertas de acceso con escaparates se habían instalado las imágenes de dos mujeres cinceladas en bronce, simbolizando el café y el vino.

Fuente: B.N.E. (1912).
Elegantes vitrinas de cristal y níquel junto a los aparatos automáticos de autoservicio con ficha.

A la entrada del establecimiento se encontraba el bar que contaba con elegantes vitrinas de cristal y níquel, en cuyo interior se mostraban los productos a la venta. Entre ellas se habían instalado aparatos automáticos ingeniosísimos de bocadillos (25 céntimos de peseta), pasteles variados (10 céntimos) y bebidas espirituosas (15 céntimos el vaso). El cliente podía servirse por sí mismo, tras depositar en las ranuras de las máquinas las fichas adquiridas en el mismo establecimiento, por canje

El Monopol contaba con el moderno aparato “Ideal Perfeccionado”, patentado por la casa Vázquez del Saz, que preparaba instantáneamente y servía todo tipo de bebidas calientes. Esta máquina se había situado en el interior de un precioso mostrador de madera, mármol y adornado con apliques de metal, atendido por camareros, en el que se expedían los mismos productos que podían adquirirse en las máquinas automáticas. 

Fuente: B.N.E. (1912)
Barra del Bar Monopol y el aparato "Ideal Perfeccionado".

El bar también contaba con un elegante salón dotado de veladores y sillas de caoba, cuyas paredes estaban forradas hasta media altura por un zócalo de diseño modernista realizado en madera.

Contiguo al bar se hallaba el café, dotado con magníficos divanes. 

Fuente: Viejo-Madrid.es (1920).
Recorte de fotografía de la calle de Alcalá donde aparece señalado el Café-Bar Monopol.

Tras el cierre del hermoso y pulcro Monopol, vino a instalarse en el local de la calle de Alcalá, número 23, la Cervecería La Tropical (sucursal).

Fuente: B.N.E. (1927).
Fachada de la Cervecería La Tropical (sucursal). Se aprecian las alegorías del café y el vino, que se realizaron para el anterior negocio.

La Tropical era, como su rotulación indicaba, sucursal de la que se había inaugurado en el año 1904 en el local de una antigua taberna de la calle del Correo, número 2. 

Propiedad de Antonio Álvarez, abrió al público el jueves, día 9 de junio de 1927 ofertando café, fiambres, refrescos, vinos, licores y sobre todo la cerveza más fría, tirada a la crema y los más frescos mariscos, con los que confeccionaba su especialidad: la ensaladilla inglesa con marisco.

Fuente: B.N.E. (1927).
Barra y salón de la Cervecería La Tropical, que aprovechó gran parte de la decoración de su antecesor.

La Tropical había aprovechado el mobiliario y la decoración de su antecesor, el Bar Monopol. La fachada fue pintada de color oscuro, pero se respetaron las figuras cinceladas alegóricas al café y al vino, resaltadas por un fondo blanco. El mostrador y la ornamentación modernista de las paredes interiores también quedaron indemnes, aunque se añadieran muchos más divanes a los salones que antes habían tenido veladores y sillas de caoba.

Enseguida, las “peñas” comenzaron a hacer famoso el local de La Tropical. Toreros y aficionados, periodistas y entusiastas incondicionales del Real Madrid C.F. llenaban a menudo los salones de la cervecería, con sus tertulias. 

Fuente: Viejo-Madrid.es (1931 - 1933).
A la izquierda la esquina de las calle de Alcalá y Peligros, con el Café de Fornos aún abierto. La Cervecería La Tropical aparece, a la izquierda, tapada por un toldo.
 A la derecha, el mismo lugar con sus edificios en demolición, para levantar después el banco Vitalicio.

En el año 1933 dos de las denominadas “casas de Fornos”, que habían sido construidas durante el último cuarto del siglo XIX por el arquitecto Jerónimo de la Gándara, fueron derribadas para construir el edificio del banco Vitalicio, situado en el hoy número 21 de la calle de Alcalá. Esta demolición se llevó por delante tanto el local del antiguo Café de Fornos (que por entonces se llamaba de Riesgo) como el correspondiente a la Cervecería La Tropical, que se trasladó a la casa inmediata perdiendo toda su ornamentación modernista.



Fuentes:

@Ls_Madriles   
Hemeroteca ABC
Hemeroteca de la B.N.E.
Prensahistorica.mcu.es
Viejo-Madrid.es
Es.wikipedia.org

Comentarios

  1. Estoy muy feliz de leer de su blog. Realmente un gran Post. Es brillante.

    Lloguer la meva casas

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  2. Gracias por tu comentario tan amable, Charli.

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  3. Todo va tan deprisa... qué lástima que no hayan llegado ni las alegorías para decorar otro local. No es que añore tiempos en los que ni siquiera había nacido, pero los locales de entonces tenían algo de compartir, que no tienen los de ahora, que tienes que pedir permiso para sentarte con alguien porque no hay mesas libres. Muy bueno el triplete, Charo. Felicidades!

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  4. De acuerdo, como siempre. Aquellas ornamentaciones tan elaboradas, la riqueza del mobiliario de los bares y cafés de los siglos XIX y principios del XX podían haber llegado hasta nosotros, como ha sucedido en muchos de los locales europeos, si no hubiera habido una equivocada idea sobre la "modernidad", que cambió toda aquella decoración por materiales como la formica...
    Aquellas tertulias de los antiguos cafés desaparecieron, al comienzo de la dictadura, y no regresaron, a pesar de los intentos. Todo ha cambiado, en mi opinión, para "distinto", que no tiene que ser peor.
    Carmina, te agradezco mucho tu comentario y no sabes lo que me alegra que te guste tanto este blog.

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