DOÑA MARIQUITA, CHOCOLATES Y BIZCOCHOS.
La historia de la
chocolatería de Doña Mariquita, quizá la más famosa que
tuvo Madrid, fue tan dilatada en el tiempo como olvidada hoy.
Cuando la ciudad contaba con doscientos mil habitantes, todas sus casas y calles cabían en una maqueta, el bandolero incruento Luis Candelas ya era prófugo y el absolutista Fernando VII mandaba en los destinos del país, es decir en el año 1828, Doña Mariquita instaló su establecimiento de refrescos, bizcochos y chocolates en la calle de Alcalá de Madrid.
Cuando la ciudad contaba con doscientos mil habitantes, todas sus casas y calles cabían en una maqueta, el bandolero incruento Luis Candelas ya era prófugo y el absolutista Fernando VII mandaba en los destinos del país, es decir en el año 1828, Doña Mariquita instaló su establecimiento de refrescos, bizcochos y chocolates en la calle de Alcalá de Madrid.
Fotografía: M.R.Giménez (2015). Maqueta de León Gil de Palacio. Madrid en el año 1830. |
Parece que Mariquita,
valenciana de origen, tuvo siempre una especial maestría a la hora
de preparar sus elegantes jícaras de chocolate, acompañadas de los
dulces bolados o azucarillos; pero también dominaba la
elaboración de los mejores mojicones de Madrid, para las meriendas
ofrecidas a sus amistades. Fueron ellas quienes la animarían a abrir
un negocio al público.
Fuente: ceres.mcu.es |
Era, pues, el año 1828
cuando Doña Mariquita instaló su famosa chocolatería en el
número 10 de la calle de Alcalá, junto a la Puerta del Sol.
La fama del local,
céntricamente situado, era cada vez mayor. Todo Madrid, desde la
aristocracia hasta los forasteros, pasando por escritores y
políticos, visitaban la tienda del rico chocolate y los ya famosos
bizcochos de Mallorca (que
pasaron a llamarse “mojicones” por los tortazos que se repartían
los clientes para conseguirlos), cuya insuperable receta era guardada
como un gran secreto familiar.
El local, de doscientos
cincuenta metros cuadrados, tenía un pequeño salón siempre lleno
de público y dos sótanos. Allí mismo estaba la cocina en la que se
preparaban las consumiciones. Sobre su fachada de madera aparecía el
rótulo que daba nombre al establecimiento, “Da. Mariquita”, y
los productos a la venta.
A
media tarde o a la salida de los teatros era frecuente que una
multitud de clientes fueran a Doña
Mariquita, que mantenía
su local abierto hasta altas horas de la noche; pero en el año 1866
el conde de Cheste (Juan de la Pezuela), capitán general de Madrid,
había dispuesto que la una de la madrugada era la hora en que se
debía cerrar este tipo de establecimientos y no dudaba en vigilar,
por sí mismo, el cumplimiento de su normativa.
Una
noche de domingo del mes de septiembre Pezuela comprobó que el local
estaba abierto, a pesar de haber pasado con mucho la hora
de cierre. Entró en el salón y
encontró en él a varios hombres importantes de la
diplomacia y la política saboreando
las delicias del lugar. El capitán, cortésmente, se dirigió a los
presentes para recordarles las órdenes del cierre de los
establecimientos e impuso una multa de dos mil reales a su dueña. A
pesar de los ruegos de las personas importantes, la
sanción tuvo que ser abonada.
Doña
Mariquita falleció el
día 16 de agosto de 1870 y muchos fueron los periódicos que dieron
la noticia, más ocupados en informar respecto a si la famosa receta
de los ricos bizcochos había sido transmitida a su única hija,
heredera del establecimiento, que en reseñar otros datos de la
famosa chocolatera.
El negocio continuaría
adelante renovando el local y añadiendo nuevos productos a su menú,
en competencia con los famosos cafés de la Puerta del Sol y de la
propia calle de Alcalá, hasta que en el año 1926 se traspasó el
establecimiento.
Los
nuevos dueños dedicaron preferente atención a
las especialidades de la casa: chocolates, mojicones, vinos,
refrescos y exquisitos licores. El nuevo y renovado local de Doña
Mariquita también
ofrecía los novedosos cock-tails
a la hora del aperitivo, servidos por un barman que enseñaba como
realizarlos.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1928). El local de Doña Mariquita, tras la reforma. |
En
el año 1930 la oferta del negocio se incrementó con las comidas
rápidas para quienes no tuvieran tiempo de ir a casa. Los llamados
“lunchs” se componían de consomé, huevos, fiambres,
emparedados, chocolate o café con mojicón por el precio de dos,
tres o cuatro pesetas,
dependiendo de la elección. Cuatro años después Doña
Mariquita ya era
restaurante, bar, pastelería y despachaba fiambres.
Fuente: madridciudadaniaypatrimonio.org (1942). Edificio del Banco Zaragozano que reemplazó la casa del nº 10 de la calle de Alcalá. |
La casa del número 10 de
la calle de Alcalá, que además de la famosa chocolatería era el
emplazamiento de varias casas regionales, caería bajo la piqueta en
el mes de diciembre de 1935. En su lugar se levantó el edificio
estilo Art Déco del Banco Zaragozano, posteriormente propiedad de
otras entidades bancarias, que en la actualidad es uno de los
afectados por la denominada “Operación Canalejas”.
Fuentes:
ceres.mcu.es
hemeroteca.abc.es
hemerotecadigital.bne.es
madridciudadaniaypatrimonio.org
“Papel y tinta”
novela de María Reig.
Comentarios
Publicar un comentario