LA RED DE SAN LUIS Y EL CAFÉ DEL NORTE.

Aún hay quien llama Red de San Luis a la pequeña encrucijada de caminos que forman las calles de Hortaleza, Fuencarral, Caballero de Gracia, Jardines y Montera al cruzarse con la Gran Vía. La historia de este rincón de Madrid fue mucha y larga, aunque no figure su nombre en ninguna placa que lo identifique.


Plano de Madrid (1831) de David Runsey. La calle de la Montera terminaba en la de San Alberto y a continuación aparecía la Red de San Luis.
 
La calle de la Montera ya estaba perfectamente urbanizada en el siglo XVII cuando se levantó en ella, sobre otra anterior, la iglesia de San Luis Obispo (1689), obra del arquitecto Tomás Román. Ubicada en la esquina de esa calle con la de San Alberto, su fachada posterior se situaba en la plaza del Carmen. Dicha iglesia daría nombre a la Red de San Luis, que a principios del siglo XIX era la parte comprendida entre ese templo y el inicio de las calles de Hortaleza y de Fuencarral, pero que acortó su extensión en el último cuarto de ese siglo hasta desaparecer por completo su nombre con la construcción de la Gran Vía, pasando a llamarse también calle de la Montera.


Fotografía: Charles Clifford. Fuente: memoriademadrid.es. La calle de la Montera, desde la Puerta del Sol (1857).
 
Parece que ya en el siglo XVII hubo en este emplazamiento un mercado de pan en el que se vendían ricas hogazas provenientes del pueblo de Hortaleza. Los comerciantes pusieron una red sobre sus puestos para preservar los productos ante las manos de los rateros. Junto a estos tenderetes también existían otros dedicados a la venta de animales vivos (aves y ganado lanar), que igualmente se cubrían con una red para evitar éstos que escaparan.

Este mercado era tan popular que hasta tenía su propio púlpito, aprovechado por un milagrero fraile premostratense, apodado Rascanubes, para lanzar sus arengas al público que allí se congregaba. Su sobrenombre venía dado por un aparato que llevaba dentro del hábito que le hacía elevarse en zancos altísimos, ocultos a la vista del público, cuando la oración requería palabras de altura. La Inquisición, enterada de los revuelos que montaban los espectáculos del religioso, lo puso a la sombra y no se supo más de él.

Bien fuera por la descrita malla ubicada sobre las mercancías o porque este lugar era una verdadera encrucijada de calles, en la que los forasteros solían perder su camino diciendo allí que aquello era una red sin salida fácil, el emplazamiento tomó el nombre de Red de San Luis.

Como no podía ser de otra manera esta plaza, sin nombre escrito, tuvo su propia fuente vecinal y churrigueresca desde el año 1717. Desaparecida ésta, fue instalada en su lugar la llamada Fuente de los Galápagos el día 10 de octubre de 1832, proyectada por el arquitecto Francisco Javier de Mariategui y trasladada a El Retiro en 1879. Hay que decir de esta fuente que las figuras de bronce que la componen, galápagos y ranas, fueron las primeras obras que se fundieron en ese metal en los talleres madrileños.


Fuente: mcu.es (1870). La fuente de los Galápagos en su emplazamiento de la Red de San Luis.
 
Más tarde, en el año 1919, llegaría el Metropolitano de Madrid instalando en la Red de San Luis el famoso templete del arquitecto Antonio Palacios Ramilo, que servía como entrada y salida a la estación de Gran Vía, manteniendo su presencia allí hasta que en 1970 fue desmontado.

Paradas de tranvías, de autobuses, alguna otra fuente, un milenario olivo y obras, muchas obras, han ocupado y ocupan el espacio de esta Red de San Luis que ha visto pasar sobre sí levantamientos populares, manifestaciones, bombardeos y toda la historia de Madrid.

Un lugar tan céntrico y transitado como la Red de San Luis también tuvo sus cafés. El primero de ellos fue el Café de San Luis.

La construcción de la Gran Vía vino asimismo a remodelar la zona de la que hablamos construyendo modernos edificios como el de Tomás Allende, que se destinó a viviendas y locales comerciales.


Fotografía izquierda, Ruiz Vernacci (1928). Fuente: mcu.es. Fotografía derecha: M.R.Giménez (2020). El edificio Tomás Allende, en la Red de San Luis.

Con fachada a la Gran Vía (entonces avda. del Conde de Peñalver) y a las calles de la Montera y del Caballero de Gracia este edificio, proyectado por el arquitecto José López Sallaberry, fue inaugurado en el año 1918. Sus locales a pie de calle fueron ocupados de inmediato por la Joyería de Luis Sanz y por el Café del Norte.


Fuente: memoriademadrid.es (1919). A la izquierda de la fotografía, aparece la fachada del Café del Norte.

Inaugurado el día 4 de abril de 1918, el Café del Norte era también restaurante, cervecería y tenía salón de billar. Durante los meses de buen tiempo sacaba veladores a la calle, lo que provocaba las iras de algunos peatones por la falta de espacio sobre la acera.

Café moderno y confortable, su entresuelo era lugar de encuentro semanal para los miembros de la Sociedad Deportiva Excursionista, con el fin de preparar sus actividades por la Sierra de Guadarrama. Toreros y apoderados, tertulias como la del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, todo el mundo pasaba por el Café del Norte cuyos ventanales y mobiliario solían sufrir las consecuencias de las manifestaciones que confluían en la Red de San Luis.

 
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1933). Interior del Café del Norte.

La moda de los bares americanos llegaría a la Gran Vía de Madrid sobre todo en los años treinta del siglo XX y el Café del Norte no se quedó atrás. Proyectado por el arquitecto Pedro Muguruza, el local se renovó al completo en el año 1935 haciendo desaparecer su mobiliario de antiguo café para convertirlo en un coquetón, acogedor y sugestivo bar moderno en donde tomar el aperitivo o un café apresurado.


Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1935). El moderno Café del Norte.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el Café del Norte continuó funcionando como industria colectivizada. Después se convertiría en la sucursal de una entidad bancaria.




Fuentes:

davidrumsey.com
hemerotecadigital.bne.es
mcu.es
memoriademadrid.es


Comentarios

  1. Me encanta el nombre de Red de San Luis. Nunca lo habría asociado más que a una red de caminos, pero la propuesta de la red para proteger alimentos, es interesante. Ojalá no se olvide esta forma de nombrar esta pequeña zona que alberga tanto y tan importante!

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  2. De hecho, cuando el Metro de Madrid fue inaugurado, la estación que luego se denominó de Gran Vía iba a llevar el nombre de Red de San Luis.
    Es una plaza que quedó a un lado de la Gran Vía, por ello carece de nombre con placa y es una lástima.
    Muchas gracias por tu comentario, Carmina.

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