EL VIADUCTO DE LA CALLE DE BAILÉN.

Ya en el siglo XVIII, el arquitecto Juan Bautista Sachetti propuso la construcción de un puente que uniera el Palacio Real de Madrid con la Basílica de San Francisco el Grande. La enorme vaguada de la calle de Segovia podría salvar así su desnivel, uniendo los barrios próximos a Las Vistillas con el centro de la ciudad, además de dar mayor perspectiva al palacio.

El propósito de Sachetti no sería tenido en cuenta, así como tampoco el posterior del arquitecto Silvestre Pérez Martínez planteado en los primeros años del siglo XIX. Hasta más de un siglo, después de la primera propuesta, no surgiría un proyecto firme para construir el Viaducto sobre la calle de Segovia.

 

Fotografía de Jean Laurent (1883) mcu.es. Primer Viaducto.


Alrededor del año 1862 comenzarían las expropiaciones de terrenos y poco más tarde las demoliciones de las viejas casas de la calle de Segovia, con el fin de poner en marcha el Viaducto de hierro y madera proyectado por el ingeniero Eugenio Barrón Avignon. El día 31 de enero de 1872 se colocó la primera pieza de hierro de los pilares que sustentarían los ciento treinta metros de longitud de la nueva construcción.

 

Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1872). Se colocaba la primera pieza del Viaducto.
 

Este antiguo Viaducto constaba de tres tramos: uno central de cincuenta metros y dos más de cuarenta metros cada uno, que se sustentaban sobre pilares de hierro forjado apoyados sobre basamentos de sillería y estribos de fábrica en los laterales.

La zona de paso, situada a veintitrés metros de altura sobre el centro de la calle de Segovia, tenía una anchura de trece metros, ocho de los cuales estaban destinados al paso de carruajes y caballerías en la parte central. A cada uno de sus laterales dos andenes, de dos metros y medio cada uno, con la acera para los peatones.

El viejo Viaducto, que prolongó la longitud de la calle de Bailén, fue inaugurado el día 13 de octubre de 1874 nada menos que por el cortejo fúnebre que acompañaba las cenizas del dramaturgo Pedro Calderón de la Barca. Sus restos, hasta entonces depositados en la Basílica de San Francisco el Grande, fueron los primeros en atravesar el nuevo puente en dirección a otra ubicación en la Sacramental de San Nicolás (que hoy se situaría por la zona de Méndez Álvaro). 

 

Fuente: prensahistorica.mcu.es (1874). Los restos de Calderón de la Barca inauguraron el Viaducto, bajo una copiosa lluvia.
 

El Ayuntamiento de Madrid anunciaba en el año 1932 que el viejo Viaducto había quedado anticuado y proyectó una nueva obra para su sustitución, sin que afectara al paso de los peatones.

Proyectado por el arquitecto Francisco Javier Ferrero Llusiá y los ingenieros de caminos Luis Aldaz Muguiro y José Juan-Aracil Segura, el nuevo puente tendría una anchura superior a su antecesor y estaría construido en hormigón armado pulido al exterior. El coste de la obra se estimó en tres millones de pesetas. 

 

Fuente: bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid (1934). Proyecto nuevo Viaducto
 

El día 3 de noviembre de 1934 empezaron las obras de demolición del viejo Viaducto, prohibiendo el paso sobre su superficie, a la vez que comenzaría a construirse una larga pasarela para el tránsito de los peatones junto a uno de sus lados. 

 

Fotografía de Martín Santos Yubero (1935) madrid.org. El nuevo Viaducto en construcción. A la izquierda se aprecia la pasarela para los peatones.
 

El nuevo Viaducto de estilo racionalista y art decó tendría tres tramos de treinta y seis metros y medio, una anchura de veinte metros repartidos en una calzada de doce metros y dos aceras de cuatro metros cada una, preparadas para alguna futura ampliación. Todo ello se sustentaría en estribos aligerados formando arcos pequeños, tres bóvedas constituidas por cuatro nervios cada una y cuatro grandes pilas o torres situadas a los lados de la calle de Segovia.

En su interior se proyectó instalar cuatro ascensores, que salvarían el desnivel a la calle de Bailén. Fue para ello que se prepararon las cajas y se instalaron las entradas y salidas correspondientes, pero nunca llegaron a funcionar. Hoy sus accesos por la calle de Segovia están tapiados y de los cuatro templetes, ubicados en el tablero del Viaducto de la calle de Bailén, no quedan más que los huecos donde se alojaban.

 

Fotografías de Martín Santos Yubero (1962) madrid.org. Accesos de los ascensores del Viaducto, que nunca llegaron a funcionar.

El Viaducto interrumpió su construcción durante la Guerra Civil Española (1936-1939), retomándose las obras al finalizar, siendo inaugurado el día 28 de marzo de 1942.

Durante los años setenta del pasado siglo se comprobaron alteraciones en su estructura, se cerró el paso a la circulación rodada e incluso llegó a proponerse su demolición. La reforma pasó finalmente por la sustitución del tablero por otro más ligero y reparación de las zonas corroídas. El día 18 de abril de 1978 el Viaducto quedaba nuevamente inaugurado.


Fotografía de Manuel Chamorro (2021). El Viaducto de Bailén desde la c/ de Segovia, hoy.
  

Hoy el entorno del Viaducto se encuentra completamente ajardinado, por la calle de Segovia.

 

 

 

Fuentes:

bibliotecavirtualmadrid.comunidad.madrid

C.O.A.M. Revista Arquitectura.

hemerotecadigital.bne.es

madrid.org

mcu.es

prensahistorica.mcu.es


Comentarios

  1. Yo he vivido muy cerca del viaducto. Excelente reportaje. Hay una parte oscura y triste en él; las atormentadas almas que pusieron fin a su existencia. Un saludo

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    1. Desde luego, todas las alturas siempre tienen una historia triste. El viaducto no fue una excepción.
      Aquí nos quedamos con su construcción y el hecho de facilitar el tránsito a los vecinos de la zona.
      Gracias por tu comentario.

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