EL RIOJANO DE LA CALLE MAYOR
Joyeros, pañeros, sederos, manguiteros (peleteros) o roperos siempre tuvieron su espacio en la antigua y madrileña calle Mayor durante el siglo XVII. Palacios y conventos hoy desaparecidos, como el de Oñate y el de San Felipe el Real, verían transformar sus emplazamientos en grandiosos edificios que hoy podemos contemplar. En esta importante vía estuvieron muchos de los cafés más populares del siglo XIX y, a tenor de su fama, abriría uno de los establecimientos más antiguos de Madrid, que aún se conserva.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1915). Antigua fachada de la Confitería El Riojano de la calle Mayor. |
El Riojano, establecimiento inaugurado por Dámaso Mazo Marín en los primeros meses del año 1865, anunciaba en la prensa sus exquisitos dulces y pastas con la marca “Confitería del Riojano”.
Repostero y confitero del Palacio Real, en tiempos de Isabel II, Mazo abrió su negocio en el entonces número 12 (hoy nº 10) de la calle Mayor de Madrid. Su elegante local, estrecho y de gran longitud, fue decorado con muebles de maderas nobles, grandes espejos para reflejar la luz y anaqueles en los que exponer los productos a la venta.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1915). Interior de la elegante Confitería El Riojano, a principios del siglo XX. |
Tal fue el éxito de sus elaboraciones que, alentado por el favor del público desde la apertura de su establecimiento, Dámaso Mazo se vería en la dura precisión de dimitir del cargo que en la repostería de la Real Casa le estaba confiado, en el mes de abril de 1867.
Con obrador en la misma confitería, El Riojano era famoso en Madrid por sus pastas, dulces, confituras, bizcochos, frutas en conserva, navideños turrones y mazapán o caramelos de dieciséis sabores. También preparaba cajas extranjeras y centros de mesa de porcelana y cristal, que exponía en un pequeño salón preparado al efecto en su trastienda.
Durante los años noventa del siglo XIX se anunciaban diariamente los distintos postres que la confitería fabricaba, para su más selecta clientela. Los lunes triunfaba el Imperial de albaricoque; los viernes, el Imperial al Rhum y los domingos, el Chantilly.
Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1892). Uno de los anuncios de sus postres, insertados en la prensa. |
Proveedor de la Casa Real, El Riojano recibiría el encargo de elaborar un dulce muy especial.
Con el fin de entretener a Alfonso XIII durante las largas sesiones del Consejo en la Regencia de María Cristina, a las que estaba obligado a asistir siendo niño, la confitería comenzó a producir las llamadas pastas del consejo: pequeñas piezas de sabor a limón y cuyas formas distintas representan las letras iniciales de “consejo” y "senado".
Fuente: Museo de Historia de Madrid. Pastas del consejo. |
El confitero Dámaso Mazo falleció en el año 1904. Sus hijas, Matilde y Flora, no se harían cargo del flamante negocio que seis años después cambiaría su marca por la de “Sucesores de Dámaso Mazo”. Así las cosas, los industriales Ignacio Rivas y Norberto Enciso serían sus nuevos propietarios (sobre ellos se contó que llegaron a casar a sus respectivos hijos, en pos del buen funcionamiento de la sociedad).
Hoy la fachada de El Riojano presenta una bonita decoración que no tenía cuando fue inaugurada. Sus pilastras, rematadas por capiteles que alojan sendas águilas, enmarcan los dos pequeños escaparates que flanquean la puerta de acceso.
Fotografía: M.R.Giménez. El Riojano en la actualidad. |
En su elegante interior encontramos estucos y lámparas de bronce, mármoles, mostradores y vitrinas con diferentes apliques cincelados representando cariátides, mitológicos grifos y pies de león.
Fotografía: M.R.Giménez. Ornamentación de los muebles de El Riojano. |
Una decoración que nos transporta a la época en que las confiterías no vendían pasteles - que hasta el siglo XX consistían en una masa horneada de harina y manteca rellena de carne o pescado - ni tampoco bollería, sino que confeccionaban deliciosas recetas con azúcar, frutas, semillas y algún licor ocasional.
Fuente:
bdh.bne.es
“Diccionario General de Cocina” - Ángel Muro
hemerotecadigital.bne.es
“Las calles de Madrid” - Pedro de Répide
Museo de Historia de Madrid
prensahistorica.mcu.es
En este blog podéis consultar los artículos de los lugares a los que se hace referencia en esta entrada:
El Palacio de Oñate y el Palacio Comercial Palazuelo. (pulsad)
Las Casas de Cordero, baños, bazar y el Café de Lisboa. (pulsad)
Que lugar más bonito. Esperemos que le quede todavía una larga vida y no sea engullido por ese monstruo que se extiende por todas nuestras ciudades arrasando con el comercio tradicional.
ResponderEliminarSí que es un comercio histórico y bonito.
EliminarComo bien dices, esperemos que siga adelante como lo ha hecho desde 1865.
Gracias por tu comentario, Conde.
Cuando entras a estos locales tan antiguos te envuelve algo,...puedes percibir los años de historia a tu alrededor es como tener una máquina del tiempo
ResponderEliminarAsí es, desde luego.
EliminarSi te gusta conocer todo lo antiguo que aún queda en Madrid te invitamos a visitar y suscribirte a nuestro canal de YouTube, en esta dirección:
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Seguro que te va a gustar.
Un saludo.
Había unos dulces como teclas de piano, recubiertos de glacé de colores, que eran los favoritos de mi madre. Qué recuerdos!
ResponderEliminarGracias por compartir con nosotros tus recuerdos, Josefina.
EliminarDámaso maza o mazo no tuvo hijos y el negocio pasó a manos de los jefes pasteleros que si se unieron en matrimonio.
ResponderEliminarDámaso fue más pastelero de María Cristina de Borbón y dos sicilias cuarta esposa y sobrina del rey felón que solo iba a regir en el reino hasta el año 1840 luego la echan pero ya abdicarían a su hija la de los tristes destinos a los 3 años por ende cuando abren el riojano en 1855 Isabel II tendría unos 20 años y Dámaso renunciaría a su cargo de pastelero real en 1860.
Los datos publicados en este artículo están extraídos de diversas publicaciones, procedentes de hemerotecas, así como debidamente contrastados.
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