ACUARIO DE LA CALLE DEL MAESTRO VICTORIA

Tras quinientos días de trabajo, con dieciocho mil litros de agua salada procedente de Alicante y proyectado por el arquitecto Fernando Mercadal dos socios, Manuel Serrano Sánchez y Gonzalo Sánchez Rodríguez, pondrían en marcha el Acuario de la calle del Maestro Victoria de Madrid (junto a la calle de Preciados), el día 25 de diciembre de 1959. 


Fuente: memoriademadrid.es (1912)
La calle del Maestro Victoria también fue llamada de Capellanes y de Mariana Pineda.

El acuario (aquarium), también terrario (terrarium) y recinto para aves exóticas fue el primero que se inauguró en Madrid, levantando una gran expectación. Peces extraños, corales, bogavantes y hasta pequeños tiburones serían introducidos en peceras de distintos tamaños, dotadas de todos los adelantos del momento, de aquel nuevo negocio que mostraba diversos y curiosos animales a lo largo de sus, en inicio, tres pisos.

La pequeña entrada, situada en el número 8 de la calle, daba acceso a la primera planta. En ella se encontraban los peces de agua dulce: barbos, truchas, lucios del Alberche y otros raros ejemplares procedentes de Japón o del Amazonas, conmocionando a los visitantes conocer que los gurami de Sumatra tenían por costumbre devorar a sus crías, aunque al nacer eran especialmente protegidas por sus progenitores ante cualquier enemigo.

En esta misma planta se habían instalado pequeñas estancias para la exhibición de loros de África, guacamayos y otras pequeñas aves exóticas.


Fotografía. M.R.Giménez (2012)
Entrada al acuario y terrario, con información de horarios.

Bajando la escalera se llegaba al segundo piso, un recinto alargado y con escasa luz, cuyos muros estaban revestidos por pequeños mosaicos oscuros. En ellos se habían habilitado los huecos correspondientes para las enormes y vistosas peceras, decoradas con piedras, arena, hierbas y troncos que pretendían imitar el fondo marino. Allí se podían ver los peces neón, que habían viajado desde el río Paraná en avión y, separados en sus respectivos habitáculos, grandes cigalas, centollos, bogavantes, congrios, un pez torpedo, cangrejos ermitaños, varios tiburones de un metro de largo y pequeñas morenas.

Dos cachorros de león, de tres meses de edad, cobayas y castores rodeados por una escenografía que aparentaba ser su entorno natural, miraban indiferentes al fascinado público asistente desde sus respectivos habitáculos.

El último de los pisos, el más profundo, albergaba una piscina con ocho mil litros de agua para un cocodrilo y un estanque con tortugas africanas. Un terrario con varanus del Nilo de un metro de longitud, a los que se podía tocar al ser inofensivos, se situaba junto al de una serpiente pitón de cinco metros de largo, cazada en Guinea y por la que se había pagado la cantidad de diez mil pesetas. 


Fuente: prensahistorica.mcu.es (1959)
Anuncio de prensa del acuario de Madrid.

El mayor espectáculo del acuario consistía en ver comer a los animales. Los centollos engullendo sus sardinas en pequeños trozos, los bogavantes triturando cangrejos, el cocodrilo zampándose un corazón de buey o la serpiente pitón, que cada semana se tragaba un conejo y una paloma enteras, para después dormitar, enroscada durante dos días para hacer su larga digestión.

También tienda, el negocio proporcionaba todo lo necesario para quienes pudieran y quisieran tener sus propios animales en casa. Peceras y su correspondiente ornamentación, alimentos para peces, aves y reptiles, además de algunos ejemplares de seres vivos, allí se adquirían.

En el año 1965, por veinticinco pesetas, se podía comprar un ejemplar de ciprínido dorado japonés; también era posible, aunque entonces poco frecuente, comprar cualquier reptil que, de no encontrarse en el surtido del momento, sería encargado a las tiendas de los países originarios. Para los cachorros de león o los chimpancés, con un coste de veinticinco mil pesetas, había que esperar de cuatro a seis semanas para llevarlo a casa.


Fotografía: M.R.Giménez (2012)
Pecera y terrario, situados a la entrada del acuario.

Durante los años finales de la década de los sesenta parece que el negocio limitó sus ventas de animales a pequeños mamíferos, peces, aves y su mantenimiento, continuando con la exhibición de curiosas especies. Tras el éxito de la película “Gremlins” (1984 - Joe Dante) el acuario mostró ejemplares de un pequeño mamífero, así apodado, procedente de la selva amazónica, consiguiendo la reproducción en cautividad de tres crías en el año 2000.


Fotografías: M.R.Giménez y Manuel Chamorro (2012 - 2024)
Ayer y hoy de la calle del Maestro Victoria, nº 8.

Tras casi sesenta años, de exhibición y venta de animales, el acuario de la calle del Maestro Victoria cerró sus puertas el día 30 de abril de 2016.


Fuentes:

prensahistorica.mcu.es

Comentarios

  1. En su tiempo sería un bombazo, pero ahora lo veo como algo así como "kitsch".

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    1. Sí, Conde. Hay que ponerse en 1959, cuando los únicos animales que se veían en Madrid eran (además de los de la Casa de Fieras), los borricos que llevaban los traperos. El acuario fue una novedad aunque, con la mirada de hoy, los pobres bichos daban pena.
      Gracias por tu comentario.

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