EL CINEFLUO DE LA PLAZA DE CÁNOVAS DEL CASTILLO
Todo Madrid sigue llamando Neptuno a la plaza de Cánovas del Castillo, debido a la monumentalidad de la fuente que con ese nombre allí se sitúa desde el año 1786. Este espacio de la ciudad fue elegido para levantar edificios singulares y palacios ostentosos como el de los duques de Medinaceli, demolido en el año 1895. Sobre el terreno que este dejó se abrirían nuevas y amplias calles, parcelando su enorme solar a la espera de compradores que construyeran modernos edificios e instalaran notables negocios en aquella parte de un Madrid que se iba a modernizar.
Fuente: Archivo Ruiz Vernacci-cultura.gob.es (principios siglo XX) La plaza de Cánovas del Castillo, ya parcelada, con la fuente de Neptuno en el centro. |
En el mes de diciembre de 1907 una nueva sociedad anónima se constituiría para la explotación de un innovador espectáculo cinematográfico, denominado Cinefluo, que iba a producir en el espectador la ilusión de navegar por encima o por debajo del agua, sin moverse del asiento. Este original procedimiento de navegación simulada fue proyectado por el ingeniero Ricardo Martínez Unciti, mientras que el escenógrafo y pintor Giorgio Busato llevaría a cabo el diseño de la decoración del lugar en el que se llevaría a cabo la exhibición.
Fuente: Archivos Comunidad de Madrid (1907) Publicidad del edificio del Cinefluo. |
La Sociedad Anónima del Cinefluo arrendó uno de los solares de la plaza de Cánovas del Castillo, esquina con la plaza de las Cortes, para la instalación del nuevo negocio que además del moderno cinematógrafo contendría un teatro al aire libre, restaurante, pista de patinaje cubierta, kiosco de prensa extranjera, teléfono público, columpios, un tobogán, grutas artificiales con veladores para servir refrescos, té o café y todo ello instalado en un frondoso parque. Así, el día 8 de agosto de 1908 sería inaugurado este nuevo recinto de diversión madrileño que, tras una inversión inicial de doscientas setenta y cinco mil pesetas, contaría con todos los servicios e instalaciones previstas, al precio de cincuenta céntimos por entrada.
Fuente: ceres.mcu.es (1905) Boceto de Giorgio Busato idealizando lo que después sería el parque del Cinefluo. |
Sin duda, la atracción principal de este novísimo parque de atracciones era el Cinefluo, que daba nombre a la sociedad.
Instalado en un barco de vapor de nombre “Lepanto”, rodeado de agua y dotado de cubierta, chimenea, toldilla y cuanto es necesario para crear una completa ilusión de travesía en un transatlántico, el curioso espectáculo cinematográfico fue inaugurado en el mes de octubre de 1908.
Fuente: ceres.mcu.es (1905) Boceto de Giorgio Busato del edificio con el barco donde se instalaría el Cinefluo. |
A través de un embarcadero se accedía a una magnífica sala con sus camarotes a babor y estribor donde se situaban los asientos para el público. En la parte correspondiente a la proa se había instalado la pantalla de proyección. Durante los veinticinco minutos que duraba la exhibición el suelo de la sala se movía al compás del vaivén de las imágenes del mar que aparecían en la pantalla.
Fuente: ceres.mcu.es (1905) Boceto de Giorgio Busato de la sala de proyección del Cinefluo. |
Una de aquellas travesías simuladas comenzaba en Londres y terminaba en Nueva York. La música amenizaba el momento de embarcar y de inmediato el vapor partía hacia su destino, navegando por el río Támesis. En mar abierto había marejada, viento y temporal al cruzarse con otros navíos aunque, más adelante, podía verse la luna brillante y las estrellas titilantes en el cielo. Llegando a Nueva York se avistaba la Estatua de la Libertad, antes de atracar en los muelles de la gran ciudad y desembarcar en el destino. El sueño de esta navegación imaginada tenía un coste de 1 peseta, en sesiones cada media hora desde las tres de la tarde.
Fuente: ceres.mcu.es (1905) Boceto de Giorgio Busato del interior del barco donde se instaló el Cinefluo. |
El negocio del Cinefluo duró escasamente dos años. Los terrenos que ocupaba, en la plaza de Cánovas del Castillo, fueron vendidos en el año 1910 para construir un gran hotel sujeto a todos los adelantos modernos.
Fotografía: MR.Giménez (2024) En el lugar que ocupó el parque del Cinefuo se levantó el hotel Palace. |
Todos los materiales procedentes del Cinefluo fueron llevados al almacén general de la Villa y subastados, en el mes de junio de 1911, por el Ayuntamiento de Madrid.
Fuentes:
Archivo de la Comunidad de Madrid
ceres.mcu.es
cultura.gob.es
hemerotecadigital.bne.es
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